|| do you realize? - the flaming lips ||
Todos vamos a morir.
Estoy recostada en la cama -12:33-,
un café, el libro que me tiene atrapada y una camiseta que no es mía, que no
huele a mí, que me queda enorme, pero que es muy suave. Soy una persona de
mañana; me gusta madrugar para ver como el cielo cambia de color, para
desayunar cuando el mundo está aun en silencio, para poder sacar partido al
día...pero hoy mi cuerpo festivalero necesita descanso.
Todos vamos a morir.
Me siento bien y este pensamiento
repentino no va a alterarme. De hecho, es la certeza de que en algún momento
-esperemos que no cercano- esto se
acabará lo que hace que ronroneé de placer al mover las piernas al lado fresquito de la cama, que paladee el
último sorbo de café y que no sienta presión por hacer muchas cosas. Estar
tirada en la cama leyendo -y ahora escribiendo- es una tarea encomiable.
No es un pensamiento recurrente, no es algo
que me repita a diario para justificar un desenfreno -porque no soy una persona
desenfrenada, principalmente-. Siempre he sido consciente de la fragilidad del
cuerpo humano, como una auto-desilusión al no tener la idea de inmortalidad característica
en personas de mi edad. O tal vez la redefinición de lo que ser joven quiere
decir o, sin necesidad de darle mayor transcendencia, la manera en la que a mí
me apetece vivir teniendo en cuenta que nada dura para siempre.
Por eso, disfruto de la luz que
entra incidiendo en mi piel mientras escribo estas líneas, de la pérdida de
tiempo total y descarada simplemente relajándome -y, por lo tanto, dejando de
ser una pérdida de tiempo total y descarada-, de reírme sin taparme la boca, de
bailar como si nadie me mirara en medio de la Gran Vía porque el músico
callejero de la esquina toca impresionantemente bien, de besar cuando me
apetece, de decir "te quiero" cuando lo siento, de bajar la
ventanilla del coche y cantar Mardy Bum
a pleno pulmón. Disfruto de todo, hasta del café frio, de los recuerdos de
quien ya no está, de las experiencias que se convierten en lecciones...
¿Por qué no hacerlo?
Solo estamos de paso.
Justo al acabar de escribir ha
empezado a reproducirse esta canción en la que -sin ninguna duda- es la mejor
lista de Spotify del mundo. He releído con ella de fondo y me parece una bonita
casualidad que pegue como banda sonora, acompañante de mis pensamientos este domingo de junio. Que parece ser que es el día
de la semana que más me inspira y relaja.
Espero que hayáis tenido buena
semana.
Un abrazo.
Hay que disfrutar de las pequeñas cosas :) gracias por pasar por mi blog! Me gustó mucho el tuyo así que me quedo por acá también.
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Gracias!
Eliminarun abrazo