7:45
Movía el cigarro sin encender
entre los labios, con la vista clavada en la autopista. Cuando le miraba a los
ojos sabia exactamente en que pensaba y él tenía la capacidad de hacer lo mismo
conmigo. A veces daba miedo saber que podía entrar en mi mente sin dificultad,
era estar expuesta confiando en que no me haría daño.
Se revolvió el pelo con la mano
aun concentrado en lo suyo, sin percatarse de que yo analizaba sus rasgos. Era
atractivo y lo sabía. Y como me jodia que lo supiera y a ratos, como me gustaba
que se lo tuviera tan creído.
Y yo que sé. Y
yo-que-sé.
Desabroche mi
cinturón y clave las rodillas sobre el asiento para pasar medio cuerpo sobre la
palanca de marchas y así poder abrazarle.
Cuantos bichejos se habían estampado contra el
cristal.
¿Acabaríamos
nosotros como ellos?
Y yo que sé. Y
yo-que-sé.
Le quite el
cigarro de la boca para sujetarlo con la mía.
Era en momentos como aquel, disfrutando del silencio y la
carretera, cuando me daba igual si a ratos éramos June Carter y Johnny Cash o
Nancy y Sid Vicious. Si nos la pegábamos literal o metafóricamente.
Si...
Y yo que sé. Y
yo-que-sé.
Pero no quería llegar nunca.