Algún día del mayo pasado.
-Estoy aterrorizada -susurro.
Estamos sentados en una plazuela de una ciudad que no es la nuestra, la
temperatura es templada y él me mira fijamente. Su sonrisa torcida, apenas
enseñando los dientes, barba de dos días, ojos que miran queriendo devorar se
desvanecen dejando paso a la ternura. Le agarro de de la camisa como esas
chicas malas de las películas e insisto-. Terriblemente aterrorizada.
Pero él sabe que de mala tengo
muy poco y aunque haya momentos en que quiera dejarlo todo, en realidad no voy
a dejar nada.
La primera vez que nos conocimos
me dio dos besos y se rió con la cara en mi pelo, oliéndome. Me aturdió,
pues yo acaba de perder en una competición contra él y
quería estar enfadada porque no me gusta perder, no con las piernas
temblorosas. Las piernas temblorosas por el desconcierto le quitan fuerza a
una.
Mis amigas le llaman el chico
guapo y dicen que seriamos la pareja
perfecta, pero ninguno de los dos quiere eso, de hecho, si quisiéramos eso no
nos trataríamos a golpe de soberbia para demostrar quién es más listo.
Él, algo borracho, me mira
fijamente y me dice que somos iguales. Que sentimos miedo de la misma manera,
una manera que nos hace tirarnos al vacio obligándonos a ser valientes, porque
es lo único que hemos sabido hacer toda la vida. Dice que soy la más guapa de
todas pero que soy una listilla. Y yo, algo borracha también, le digo que por
mucho que me mire así no me intimida, que no soy como las demás y él se ríe
porque ya lo sabe. Me tiende la mano y añade-:
-Estamos juntos en esto.
Y sé que es verdad porque me
escolta hasta el hotel, se asegura de que llego a mi habitación y se despide
con un "buenas noches niña" que en realidad debería ser un buenos
días.
Hago un cálculo mental rápido,
tan solo dos horas de sueño, un viaje de vuelta de ocho y un amigo de
esos que aparecen en tu vida de manera insospechada y se convierten en guarda
espaldas, confidentes y desquiciadores
profesionales.
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Han pasado muchas cosas desde
mayo y lo tenía prácticamente olvidado, pero quería revivirlo y dedicarle la
entrada a alguien que me ha demostrado que la vida da muchas vueltas, porque
cuando le conocí no pensé que pudiéramos ser amigos, ni que algunos a los que
consideraba amigos, no lo serían nunca más.
Y eso está más que bien.