Llevo toda la semana riéndome, dando brincos y armando un poco de jaleo. Simplemente porque estoy feliz. Ya era hora de dejar la oscuridad invernal, mi madriguera personal de tristeza y resurgir junto con los rallos del sol.
La primavera me ha pillado tarde, pero dicen que eso suele
pasar con las personas melancólicas.
Acabo esta semana con Bastille, que siempre me pone de buen
humor.
Y espero seguir así.
Que bonito es leer por fin algo feliz.
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