1 de febrero. 2015.
Estoy agazapada en el suelo,
pegada al radiador. Tengo una postura un tanto extraña, si ahora mismo alguien
entrara por la puerta probablemente ni me vería. Considero que ocultar mis 173
centímetros es todo un logro. Aunque esconderme no es mi objetivo, yo solo
quiero leer tranquila y no pasar frio, y este huequito es mi pequeño imperio.
Si miro hacia arriba veo como las
gotas de lluvia golpean la ventana, no nos dan tregua. Cinco minutos tal vez,
entre chaparrón y chaparrón. Además, no sé como lloverá en otros sitios, pero
aquí no llueve de arriba abajo, sino en diagonal. ¿Ni la lluvia puede ser
amable en esta ciudad? Por experiencia sé que es imposible resguardarse; el
paraguas lo único que hace es molestar y las gotas acaban recorriendo todos las
vertebras de mi columna. No es agradable.
Cuelo mi dedo índice izquierdo
entre las hojas para no perder la lectura, cierro los ojos y me concentro en el
sonido. Adoro oír llover. Las gotas caen como mis dedos sobre las teclas del
piano, como los tuyos sobre mis lunares.
Componiendo mentalmente, haciendo
de la lluvia una nota más en mi partitura, deseo que entres por la puerta y sin
romper la melodía que flota en el ambiente te sientes junto a mí. Yo te hago
hueco, de veras. Quiero que sin hablar me mires y yo entienda lo que dices.
Pero hoy no estás.
Y te echo de menos.
Me siento increíblemente identificada con esto... no en todo pero el sentimiento lo he vivido.
ResponderEliminarsigue así.
Un abrazo.
Está bien sentirse identificada.
EliminarGracias, un abrazo.
Adoro la sensación de nostalgia que produce la lluvia... esa calma agazapada en el radiador... es muy bonito.
ResponderEliminarBss
A mí me encanta,
Eliminarbesos.
Amo la lluvia y leer sobre ella siempre es para mi un placer. Hay una parte del libro de Ernest Hemingway llamado "París era una fiesta" donde narra un pasaje donde va caminando bajo la lluvia y se mete a un café donde hace un cuento y ve a una chica y aunque todo esto es irrelevante mientras lo leía me imaginaba caminando con él. "Algunos sienten la lluvia, otros simplemente se mojan" decía Bob Marley. Aunque creo que tu relato en si no habla sobre la lluvia.
ResponderEliminarMe has pillado; mi relato no habla solo de lluvia. Gracias por recordarme esa escena de Hemingway, casualidad durante febrero él me ha marcado mucho.
EliminarY yo soy de las que siento. Siento mucho.
'Pero hoy no estás.
ResponderEliminarY te echo de menos.'
no sé si lo peor es que nunca está, y que siempre se echa de menos.
en días así, me voy. camino, bajo la lluvia, y el paraguas se queda en casa.
Caminar sin paraguas es una sensación maravillosa y salir los días de nostalgia de valientes.
EliminarDe tres cosas hablan tus palabras. Una, de algo que me lleva a mi infancia, donde yo iba a veces, en casa, a buscar la soledad por las tardes en una sala, me tiraba en el suelo con la mirada rasando la alfombra y los delgados listones de castaño imaginando avenidas de lugares imaginarios, y con la mirada también hacia afuera, buscando el cielo, tropezando y quedando a veces en las gotas sobre el vidrio. Allí empezaba a apuntalar "mi mundo". Otra, de la lluvia, esa cosa tan presente y persistente donde yo vivo, tan molesta casi siempre (la lluvia en la espalda...), así es, tantas veces diagonal e impertinente, pero esa cosa también con ese bonito sonido que lleva, esa suave canción, y esa pátina líquida y casi mágica que deja en el paisaje del mundo y de la vida. Lluvia que amplifica lo sensorial e incrementa las emociones, lo que tanto necesitamos para no olvidar que estamos vivos. Y la última cosa, la más importante, habla, sin nombrarla, de la belleza que llega a haber dentro, ese algo que no se puede describir que algunos llevan y que sólo algunos pueden llegar a ver.
ResponderEliminar"Sólo" de esas tres cosas, por lo menos, habla tu texto precioso.
Un fuerte abrazo
Gracias por pasarte y dejarnos parte de tu infancia aquí. Me alegra que hayas encontrado tantas cosas bonitas en mi texto. Siempre me dejas frases sobre las que recapacitar y como hoy sigue lloviendo me ocultare en mi rincón a pensar. Es cierto, la lluvia nos hace sentir vivos, al igual que la melancolía.
EliminarParece que a todos nos está pasando la lluvia, un libro y el rincón donde acomodamos todo lo que somos e intentamos olvidarlo, o fortalecerlo.
ResponderEliminarTal vez esperar ese alguien que en tu caso, no está, o formando parte de la historia que sea.
Que universal se me hace tu relato, tan tuyo, mio y del resto del mundo.
Una belleza.
Recorrí tu blog y me encanta, obviamente te sigo.
Un beso grande y un placer conocerte.
Vaya, muchas gracias. Encantada de conocerte y de que te quedes.
EliminarMe alegra que pueda ser un texto universal, tal vez sea la manera de que falte quien falte no nos sintamos solos.
Un fuerte abrazo, otro lluvioso día más.
Una sensación hogareña se ha fundido con otra algo más triste mientras leía tu texto.
ResponderEliminarLa lluvia inspira, y escucharla acompañada de un libro y el calor de un radiador puede ser de lo más agradable.
Espero que esa mezcla de sensaciones te haya reconfortado de alguna maneral, al menos.
EliminarUn saludo.